viernes, 17 de febrero de 2012

De médicos rebeldes


Sin duda me hago mayor, porque me duele ver a los médicos y a sus insignes instituciones tan reivindicativas y politizadas en los últimos tiempos en vez de poder dedicarse tranquilamente unos y otros a hacer lo que sólo ellos saben hacer: buena medicina.

El ejemplo que me tiene fascinada es el de la Organización Médica Colegial, que esta semana nos ha sorprendido a todos llamando a los médicos y a los ciudadanos a la rebeldía. Si había que ir a las barricadas nunca pensé que fuera de la mano de la OMC, la verdad. Pero hay que reconocer que en contra de todo pronóstico se muestra más reivindicativa que los sindicalistas de camisa a cuadros, que estos mismos días han sido capaces de digerir sin mucho aspaviento una reforma laboral al dente.

Como ejemplo de su actitud reivindicativa, la OMC, que con Rodríguez Sendín al frente es no parar, denunció esta misma semana que hasta el 60% de los tratamientos de fisioterapia que financia la Seguridad Social carecen de cualquier base científica. Un negocio redondo en el que se están lucrando los centros concertados y los fabricantes de aparatos ante la indiferencia de los médicos prescriptores y de los gerentes sanitarios. Y es que, la verdad, algo olía a chamusquina en muchos de estos centros y en sus misteriosos aparatos, algunos sospechosamente parecidos a los que se ven en los centros de estética.

Médicos rebeldes… y constructivos. Quizá la rebeldía no sólo quite tiempo a la profesión, sino que empuja a mirarla con otros ojos. Según la OMC, el médico rebelde ya no puede desviar la mirada ante despilfarros como el mencionado y, al mismo tiempo, contemplar en primera línea cómo se recortan y demoran servicios mucho más importantes. Verlo para creerlo.